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Descubrir que un hijo podría estar consumiendo drogas es una de las situaciones más angustiantes para cualquier padre. La incertidumbre, el miedo y la culpa pueden paralizarte, pero actuar a tiempo puede hacer una gran diferencia.

Mi intención al compartir estos artículos no es generalizar, pues, como diría Freud, “cada caso es un caso”. Sin embargo, la adicción es una enfermedad agresiva y desgastante, tanto para el usuario como para su familia. Conocer algunos aspectos generales puede ayudar a dar un norte a quienes atraviesan esta difícil situación.

Quiero aclarar que lo que comparto aquí proviene de mi experiencia tras escuchar a cientos de pacientes y familias que han caído en las garras de esta enfermedad.

¿Cuándo es momento de actuar?

Antes de continuar, es importante definir qué entendemos por “drogas”. No se trata solo de sustancias ilegales; cualquier sustancia que altere la conducta o la percepción de la realidad puede generar adicción. Es común minimizar el impacto del alcohol o de la marihuana por ser “natural”, pero ambas pueden llevar a un consumo problemático. La adicción es un proceso lento, y en muchos casos, cuando se detecta, ya ha causado estragos. Por eso, es fundamental intervenir lo antes posible.

A continuación, te comparto algunas acciones clave que pueden ayudar tanto al usuario como a su familia.

1. Observa con atención

Puede parecer obvio, pero muchas familias no detectan el consumo sino hasta después de años. La negación y la normalización de ciertos comportamientos pueden hacer que pasemos por alto señales de alerta, como:

Irritabilidad constante

Actitud a la defensiva

Bajo rendimiento escolar o laboral

Incumplimiento de compromisos

Pérdida de dinero sin explicación

Desinterés por actividades que antes disfrutaba

Accidentes automovilísticos

Insomnio o cambios en los hábitos de alimentación

Si tienes sospechas, pregúntate: ¿Qué está pasando en su vida? Las adicciones rara vez aparecen de la nada. Situaciones como la separación de los padres, la pérdida de un ser querido, una ruptura amorosa, bullying o abuso pueden ser detonantes. Identificar estos factores te ayudará a comprender mejor el problema.

2. Escucha sin juzgar

Uno de los errores más comunes es reaccionar con enojo o castigos sin antes entender qué hay detrás del consumo. En muchos casos, los jóvenes recurren a las drogas porque sienten alivio ante una angustia que no saben expresar de otra forma.

Si logras abrir un espacio de conversación sin juicios, es más probable que tu hijo se sincere contigo. No es fácil si la comunicación ha sido difícil en el pasado, pero intentarlo puede marcar la diferencia.

Si no logras entablar un diálogo, no lo dejes pasar: considera buscar la ayuda de un terapeuta especializado en adicciones.

3. Busca ayuda especializada

Elegir el apoyo correcto es clave. Muchas familias, en su desesperación, recurren a opciones inadecuadas, como internamientos forzosos sin diagnóstico adecuado. No todos los consumidores requieren un tratamiento residencial (estar “anexado”).

Si necesitas orientación, en México puedes acudir a:

Centros de Integración Juvenil (CIJ)

CECOSAMA (Centro Comunitario de Salud Mental y Adicciones)

Grupos de apoyo como Alcohólicos Anónimos (AA), Narcóticos Anónimos (NA) o Al-Anon (para familiares).

También puedes buscar profesionales en salud mental especializados en adicciones.

Si necesitas ayuda, puedes solicitar información al correo: contacto@habla.org.mx.

Conclusión

La sospecha de consumo en un hijo puede generar miedo y confusión, pero la clave está en actuar con información y sin pánico. Observar, escuchar y buscar ayuda adecuada son los primeros pasos para afrontar la situación de manera efectiva.

Recuerda: intervenir a tiempo puede marcar la diferencia entre un problema pasajero y una adicción difícil de revertir.